Cuando se está recién habitando un piso una bañera puede parecer una buena opción, ya que puede que lo veas como un espacio ideal para el confort y la relajación, no obstante, cuando comienzan a llegar los hijos es mucho más recomendable ahorrarse todo el espacio posible y es cuando aparece el momento de cambiar bañera por ducha. Sí, aunque suene extraño, los padres podrán decir mejor que cuando hay hijos hasta el baño propio pasa a ser territorio de los niños.
Esto se debe a que el baño de la habitación de los papás suele ser el más grande, con mejores condiciones (de higiene sobre todo) que el de los más pequeños, además los padres son quienes dan los últimos retoques al arreglo personal y por ende el ahorrar el espacio que la bañera ocupa es una decisión acertada.
Asimismo, se ha comprobado que el usar ducha es mucho más económico en el aspecto de la limpieza, reparación en caso de que esté dañada, uso del agua y remodelaciones en comparación con una bañera.
Igualmente, es mucho mejor utilizar la ducha por el consumo del agua pues gasta mucho menos de este líquido y el ahorro a largo plazo se verá reflejado en el presupuesto familiar que estará beneficiándose.
Otro motivo por el cual es viable tener una ducha es por la manutención, a menos que se encuentre sumamente oxidada alguna de las partes que la conforman o se tape la cañería no se requiere mayores servicios.
En cambio, con una bañera los gastos son mayores y no sólo intervendría el plomero sino también alguien que este especializado en la reparación estructural de bañeras, puesto que para acceder al drenaje dañado o tapado es necesario desmontar la bañera lo cual generaría un coste bastante elevado a lo que usualmente se tiene reservado del presupuesto familiar para ese tipo de situaciones.
Así que no lo valores más, mejor cambia tu vieja bañera por una ducha y obtén un espacio moderno, cómodo, práctica y moderno. No lo pienses más y empieza a aplicar estos cambios.
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